domingo, 6 de diciembre de 2009

Los Borbones

LA POLÍTICA REGALISTA DE LOS BORBONES Y SUS RELACIONES CON LA IGLESIA.
Durante la pasada semana, continuamos viendo los aspectos principales de la política española durante el siglo XVIII. En concreto, terminamos con el último punto, que aborda la política regalista. Vamos a ello. Primero, definamos las regalías: eran los derechos propios de quienes ejercen la soberanía.
Durante el siglo XVIII, la monarquía española tuvo un carácter fuertemente regalista, es decir, defendía los derechos del rey para intervenir en las cuestiones eclesiásticas. Esta política regalista, común a todas las monarquías europeas durante el siglo XVIII, establecía cómo serían las relaciones entre la Santa Sede y el Estado. El objetivo principal era limitar los privilegios de la Iglesia para favorecer al monarca.
Los Borbones españoles reclamaban dos formas de regalía:
a. El Place Regio (también llamado Placet o Exequatur): se refería al derecho que los monarcas tenían para conceder, retener o denegar cualquier documento pontificio en los territorios de la monarquía.
b. El Patronato Regio: era el derecho de presentación universal. Permitía a los Borbones presentar hasta tres candidatos afines a ellos para ocupar las obispalías. España logró el Patronato Regio de forma parcial durante el reinado de los Reyes Católicos para las posesiones de América y Granada. En el siglo XVIII la familia Borbón quiere conseguir el Patronato Regio a nivel universal, para todos los obispados y beneficios mayores y menores de sus dominios.
Otro punto a destacar dentro de las relaciones Santa Sede-monarquía española en el siglo XVIII es la regulación de los concordatos. El concordato es un acuerdo entre el Estado y el papado. Se firmarán tres concordatos en 1717 y 1737, reinando Felipe V, y otro en 1753, con Fernando VI.
Concordato de 1717: se firma la paz entre el rey Felipe V y el papa Clemente XI (1700-1721), que favorecía al archiduque Carlos de Austria como candidato al trono español. Constaba de 15 artículos y dos puntos básicos:
a. Se permitía el regreso del nuncio en iguales condiciones a las de su partida de España.
b. La Iglesia estipulaba un subsidio para el rey durante cinco años: Felipe V recibió unos 150.000 ducados al año.
Concordato de 1737: firmado con Clemente XII (1730-1740), incluía una serie de concesiones al monarca, disminuyendo los privilegios eclesiásticos y regulando el derecho de asilo, que permitía a quien se refugiara en una iglesia el no ser perseguido.
El único punto negro de los concordatos firmados por Felipe V fue que no consiguió el Patronato Regio.
Concordato de 1753: firmado durante el papado de Benedicto XIV (1740-1758), y llevado a cabo durante el reinado de Fernando VI, ha sido uno de los concordatos más importantes de la historia española y también uno de los más duraderos, hasta 1851. Por fin los Borbones consiguen el tan ansiado Patronato universal. Este hecho tuvo importantes consecuencias:
a. Los obispos se convertían en “funcionarios” del rey, resultándole a éste de gran utilidad.
b. Se expulsó a los jesuitas de España en 1761, reinando Carlos III, ya que rechazaban de plano la política regalista, al no reconocer los miembros de la Compañía de Jesús ninguna autoridad que no fuera la del papa de Roma.
Respecto a los jesuitas, hay que indicar que despertaban una gran desconfianza entre la elite política ilustrada. Según Joseph Pérez en “Historia de España”, J. Valdeón, J. Pérez y S. Juliá, Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 2006, los ilustrados exageraban su papel influyente en el Estado, al tener los jesuitas a su cargo los “Colegios” en los que preparaban a los jóvenes que iban a ingresar en la Universidad. También recelaban de su papel en América, donde las misiones jesuitas en Paraguay eran dirigidas por miembros de la Compañía con una autoridad que se pensaba incompatible con la del rey. Los miembros de esta orden en España y América fueron expulsados en 1767.




Por último, hay que indicar que la Inquisición siguió ejerciendo su actividad durante el siglo XVIII. Eso sí, pasó de celebrar los autos de fe de forma pública a pronunciar sus sentencias en ceremonias privadas. Según Joseph Pérez, entre 1720 y 1740 se siguieron varios cientos de procesos y condenas a muerte dictadas contra judaizantes.






FELIPE V.


El primer rey de la casa de Borbón en España, Felipe V, protagonizó un reinado que se puede dividir en tres etapas:
1. la primera etapa se puede denominar de intervencionismo francés, representada por la figura de Luis XIV de Francia, el todopoderoso abuelo de Felipe, entre 1700 y 1714.
2. la siguiente etapa es de influencia italiana, en la que destaca el cardenal Julio Alberoni, que se desarrolló entre 1714 y 1726.
3. la última etapa del reinado del primer Borbón es la de influencia española, donde nos encontramos a importantes ministros como Campillo, Patiño y el marqués de la Ensenada, entre 1726 y 1746.
También, al hablar de este monarca, suelen referirse las fuentes a su complicada personalidad, su gran religiosidad y sus problemas de tipo emocional. Felipe V siempre se sintió muy influenciado por diferentes personajes de su entorno, en especial por sus dos esposas, María Luisa Gabriela de Saboya e Isabel de Farnesio.
La etapa francesa.
Según vimos en clase la pasada semana, en 1702 tuvo lugar el matrimonio de Felipe V con su primera esposa, madre de los futuros reyes Luis I y Fernando VI. Es la época de la guerra de Sucesión, a nivel español y europeo. Dentro de la corte castellana se encontraban tres grupos: los partidarios de Francia, encabezados por el cardenal Portocarrero; la opción española, de los adictos a Felipe V, y por último el grupo pro-austriaco, que estaba a favor del archiduque Carlos. Durante esta primera etapa de su reinado, el objetivo principal para el rey es consolidar su trono frente a la oposición dentro de España y a nivel internacional.
Respecto a la guerra de Sucesión, durante esta etapa Felipe V encuentra todo el apoyo por parte de su abuelo, el Rey Sol. Éste desea que su nieto sea un rey que pueda conservar unida la herencia recibida de Carlos II. Para ello, envía desde Francia a unos ministros que están encargados de controlar a Felipe: son Harcourt y Orry. Sin embargo, estos ministros fracasan en su labor, y Luis XIV envía al marqués de Gournay y a la princesa de los Ursinos, que junto con Orry, trabajan en unión con los españoles Grimaldo y Macanaz. La princesa de los Ursinos fue, según Joseph Pérez, un gran apoyo para Felipe V, influyendo en el nombramiento de diferentes ministros.
Hablando de la guerra de Sucesión, ésta fue tanto un conflicto dinástico como una guerra territorial, ya que el hecho de que Luis XIV aceptara la herencia de Carlos II para su nieto Felipe preveía que el poder francés en Europa rompería el equilibrio de poderes que existía hasta el momento en el continente. La unión de Francia y España bajo una misma familia reinante, los Borbones, provocaba que la supremacía colonial y naval francesa fuera inmensa, cuando en ese momento la Francia del Rey Sol era la gran potencia europea. Para evitarlo, Inglaterra y Holanda se aliaron a favor del archiduque Carlos, mientras que Francia, Baviera, Dinamarca, Saboya y Portugal se posicionaron junto a España.


Algunos momentos destacados de la guerra de Sucesión a nivel internacional fueron los siguientes:
1702: ataque angloholandés a Cádiz.
1704: pérdida de Gibraltar.
1707: victoria de Almansa a favor de Felipe V a nivel nacional. En Europa, pérdida de Nápoles y Cerdeña.
1708: pérdida de Menorca a manos inglesas.
1711: el archiduque Carlos abandona España para recibir la corona del Imperio. Esta situación desequilibra de nuevo los poderes en el continente, y a sus aliados ya no les interesa que el austriaco gane la guerra.
Los tratados de Utrecht (1713-1714).
Son 11 tratados en los que Inglaterra sale como la gran vencedora. Según el historiador británico E.L.Woodward en “Historia de Inglaterra”, Alianza Editorial, Madrid, 1996, los ingleses se aseguraron el poder naval en el Mediterráneo occidental y en el Atlántico norte, pudiendo desarrollarse sus colonias en América sin tener la presencia constante del peligro francés. España deja de ser una gran potencia en Europa al perder los territorios en el continente. Con los tratados, España pierde Gibraltar, Menorca, el navío de permiso -que permite a los británicos entrar en el mercado americano-, y el asiento de negros -monopolio del comercio de esclavos-. Se cede Sicilia a Saboya, y los Países Bajos, Nápoles, Cerdeña y Milán a favor del Imperio. Se devuelve a Portugal la colonia del Sacramento, en el río de la Plata.
Como contrapartida, Felipe V es reconocido como rey de España y de las Indias, renunciando a su herencia francesa.
La etapa italiana.
Destaca la figura de Isabel de Farnesio, italiana de Parma, segunda esposa de Felipe V, que toma parte de forma muy activa en los asuntos de gobierno. Su boda tuvo lugar en 1714, y acompañando a la reina vino a España Alberoni, que llegó a ser primer ministro, cardenal y obispo de Málaga gracias a la influencia de la reina. La presencia italiana en la corte provoca la marcha de los franceses protagonistas de la primera etapa del reinado de Felipe V (Orry, la princesa de los Ursinos). Se lleva a cabo el concordato de 1717 y se intenta revisar infructuosamente los tratados de Utrecht, una auténtica obsesión del rey. En 1719 Alberoni es cesado y le sustituyen Grimaldo en política interior y el barón Ripperdá en asuntos exteriores. En política exterior se firman los tratados de Cambray y Viena. Esta etapa termina con la abdicación de Felipe V en su hijo Luis I en 1724, y tras la muerte de su hijo a los pocos meses, la vuelta del rey al trono.
La última etapa del reinado de Felipe V.
Destacan los ministros españoles Patiño, Campillo y Ensenada. En España se llevan a cabo reformas en el ejército y la marina, y se impulsa la industria textil.
En el exterior, tiene lugar la toma de Orán en1732. En la guerra de Sucesión polaca, Felipe V toma partido por la causa francesa, ya que Luis XV apoyaba a su suegro, Estanislao I Leszczynski. España esperaba de esta postura ayuda francesa para recuperar territorios en Italia y Gibraltar. También se llevan a cabo los pactos de familia entre España y Francia. Dos de ellos se firmarán con Felipe V en el trono. El primero, en 1733, y el segundo en 1743. En el primer pacto se logra que Carlos, hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, sea reconocido rey de Nápoles y Sicilia
Entre 1740 y 1748 tiene lugar otra guerra de Sucesión, en este caso en Austria, ante la posibilidad de que llegue al trono una mujer. España se alía con Francia en contra de Austria, siguiendo el segundo pacto de familia.
En 1746 muere Felipe V, finalizando así el reinado más largo de la historia de España: 45 años.

FERNANDO VI





Siguiendo con los visto en clase la pasada semana, el último tema que tratamos fue el reinado de Fernando VI, un rey cuya figura se ha visto ensombrecida por la de su padre, el primer Borbón, y su hermanastro Carlos III, el famoso rey-alcalde de Madrid, que tanto legado ha dejado en nuestra ciudad.
El sucesor de Felipe V es Fernando VI, nacido de su primer matrimonio. Fue conocido como el rey Prudente o el Justo,> ya que renunció a llevar a cabo una política belicista como la de su padre. Las claves de su reinado fueron neutralidad y reformismo.
Política exterior.
En la guerra de Sucesión austriaca, se firma el tratado de Aquisgrán, por el que se finiquita el conflicto. El hermanastro del rey, Felipe de Borbón, se sitúa como duque de Parma. También se firma el tratado de Madrid, entre España y Portugal, definiendo los límites de sus respectivas colonias en América del Sur, consiguiendo España la colonia de Sacramento. Sin embargo, este tratado no se llegó a aplicar y se firma la paz de París, con lo que Sacramento vuelve a Portugal. Igualmente, se rubrica un tratado de paz con los territorios italianos de Cerdeña y Saboya.
Política interior.
Destaca el reformismo: se revitalizan el ejército y la economía, destacando la creación del catastro del marqués de la Ensenada. Se buscó un nuevo modelo de hacienda que facilitó la desaparición de los impuestos tradicionales y la sustitución de los mismos por un impuesto único, que sin embargo sólo consiguió algunos logros muy limitados. El Catastro gravaba en proporción a la capacidad económica de cada contribuyente, pero se encontró con la oposición de los nobles y de las elites locales. A la vez, se creó el giro real (1752), un banco que posibilitaba el envío de dinero –remesas- para las compra-ventas. Fue retirado por las quejas de los financieros.




















.








+

1 comentario:

  1. Cuidado con utilizar sin más "Rey Prudente" ya que Felipe II es el rey que ha pasado a la historia bajo este apelativo

    ResponderEliminar